jueves, 14 de abril de 2011

Apuntes del GIM PERÚ para una reflexión en profundidad sobre el racismo en el contexto electoral

Los días pasados hemos atestiguado en las redes sociales diversas injurias racistas que venían especialmente de los simpatizantes de una de las alianzas postulantes a la presidencia de la república, y dirigidas hacia los simpatizantes o supuestos simpatizantes, ya que el estereotipo racial fue usado como “detector” de ideología) de otra de las propuestas en campaña y que ha llegado a la segunda vuelta.

Personalidades públicas, activistas e intelectuales han denunciado el hecho, algunos han pedido que los líderes de los simpatizantes que cometieron las injurias pidan disculpas. La noticia ha trascendido a nivel internacional a través de la Agencia EFE, y es tema de conversación. La respuesta de candidato presidencial ante las demandas de disculpas, es que son expresiones que se dan en todos lados… y tiene razón, hasta ahora todas las notas solo se han fijado en el aspecto anecdótico de visibillización del racismo peruano y no se ha realizado un análisis más político. Es la intención del presente documento aportar a dar algunas pistas para dicho análisis, que debe ser una discusión conjunta a la que todos estamos invitados e invitadas.

1. Las razas no existen en un sentido biológico, sino que son una construcción social ideológica, sostenida por intereses y condicionada por un modelo de relaciones interpersonales que otorga a sus defensores algún tipo de provecho (o poder) con su mantenimiento y persistencia.

2.
El racismo es un sistema de desigualdad étnica y racial que se reproducen a nivel local (discriminación cotidiana y discurso), y que sustenta una relación de poder asimétrica que interactúa con otros fenómenos como la exclusión y la falta de oportunidades. Las razas y el racismo son creaciones humanas para legitimar una relación de poder a partir de una supuesta superioridad-inferioridad asociada a determinados rasgos físicos.

3.
En Perú los grupos étnicos históricamente discriminados y víctimas de racismo son afrodescendientes indígenas y sus descendientes, que además son los mismos que se encuentran en una situación de pobreza, exclusión y falta de acceso a derechos humanos como salud y educación de calidad, empleo digno, y en el caso de indígenas, territorio.

4.
En varios discursos se pretende explicar la situación de pobreza y exclusión de estas poblaciones a partir de la creencia –prejuiciadamente infundada- que estas personas tiene menos talento, no se esfuerzan, son beligerantes, sin capacidad de diálogo, entendimiento y otros argumentos cuyo único sustento es el estereotipo racial.

5.
Mantienen la inequidad quienes creen -o quieren- tener mayor poder y beneficios, aún pertenezcan al mismo grupo étnico que aquellos a quienes discriminan. Y es que "blanquearse" da poder (o ilusión de poder), e inferir injurias racistas al otro es una forma de blanquearse.

6.
Entonces tenemos un sector desatendido por el Estado, excluido, empobrecido y sin acceso a derechos y oportunidades, que es el mismo que es sujeto de discriminación racial. Además una parte de dicho sector (en especial en todo el Perú que no es Lima) tuvo una intención de voto y un comportamiento en las urnas favorables al candidato que proponía un cambio en el manejo económico para lograr equidad.

7.
Otra parte de ese sector apostó por quien representa a una de las pocas (si no la única) autoridad que les visitó y ayudó, aún de forma asistencialista. Y otra parte (en especial en ese lunar peruano que es Lima) apostó por lo mismo que apostaban quienes aparentan tener dinero y poder, aunque el modelo no les beneficiara directamente, pero tal vez, agregando al menú un poco de endo-racismo y otro de blanqueamiento, les daba la sensación del ansiado “progreso”.

8.
El racismo electoral expresado en las redes sociales no puede leerse solo como exabruptos o triste reflejo de la realidad cotidiana. Este fenómeno es expresión pura de la lucha de poderes propia de las elecciones y que es la razón de ser de la ideología racista.

9.
No se proponen acá una explicación causa-efecto, sino la existencia innegable de una interacción dialéctica entre racismo y poder en nuestra sociedad, por ello es que estas expresiones surgen con más fuerza en contextos altamente politizados o de lucha por el poder, algunos ejemplos recientes son lo sucedido con el grupo asiático, que a inicios del gobierno de Fujimori se volvió en blanco de racismo, y cuando Fujimori estaba en su pico de popularidad, pasó a ser el grupo más valorado, por encima de los “blancos”; otro ejemplo lo constituyeron los ataques a Toledo en su gobierno, y, en el fondo, los ataques a los simpatizantes de Humala, encierran también un ataque al propio Humala y sus rasgos y ascendencia andina.

10.
El que el fenómeno se haya expresado en las redes sociales es muestra de que estas se politizaron y recibieron toda la carga de la polarización de ese momento, por lo que ello podría repetirse en este segundo tramo de la contienda electoral, y después hacia los representantes electos que combinen rasgos andinos o indígenas (o afros) y una ideología diferente a la predominante en los actuales grupos de poder. Este parece ser el perfil del tiro al blanco, o tiro al no blanco.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenas tardes, llegué a este artículo a través de Twitter pero vale la pena hacer alguna crítica. ¿Porqué insiste en dar la misma explicación del racismo? Yo condeno el racismo, pero entiendo que este racismo expresa no solamente relaciones económicas sino también una manera de pensar que tienen personas consideradas "progresistas" como los académicos. Ese racismo es el reflejo de los conocidos estereotipos sociales, culturales y étnicos. Es la idea de que todos somos estamos determinados por algo que es anterior a nosotros. "Todos los blanquitos son...", "todos los cholos son...", "todos los chilenos son...". Así se expresa el prejuicio social, que asume que las personas somos meros órganos de un ente colectivo-cultural que determina toda nuestra vida. Si estamos contra el racismo, entonces dejemos de ver solamente grupos y veamos más bien personas o individuos. Asumamos que son las personas, y solo ellas, las responsables de sus actos, sus aciertos y errores. Cuán distinto sería el discurso oficial si dejásemos de culpar a los otros, o al "sistema" por todo lo que nos va mal. Mientras sigamos difundiendo ese discurso oficial (que se lee a diario en la prensa) el racismo no morirá. Es más, el racismo se nutre de ese discurso que deriva implícitamente en la receta cuasi-marxista de que las personas nunca cambian sino solo los sistemas. Así, las personas no pueden ser culpables por ser racistas, sino el sistema en los "interpela" (según terminología de Althouser). ¡Absurdo!
Luis MD