jueves, 18 de diciembre de 2008

Esclavitud en Darfur

Compartimos la siguiente nota ¿cómo estamos terminando el año?


Miles de personas son esclavas en Darfur de fuerzas sudanesas y milicias

Las fuerzas sudanesas y sus milicias aliadas secuestraron y mantienen como esclavos, incluso con fines sexuales, a miles de hombres, mujeres y niños en la provincia de Darfur, una región en guerra civil en el oeste de Sudán, según un informe de organizaciones humanitarias difundido el miércoles.

El Consorcio de Darfur, que agrupa unas cincuenta organizaciones con sede en África o consagradas a este continente, afirma que por primera vez tiene pruebas de que durante los ataques lanzados en la región en conflicto desde 2003 han sido secuestrados hombres y niños para trabajar en el campo.

Pero la mayoría de las personas secuestradas son mujeres y niñas, que son víctimas de violaciones o están obligadas a contraer matrimonio. También se las utiliza como esclavas sexuales o para realizar las tareas domésticas de los soldados en Jartum, añadió.

Un portavoz del ejército sudanés, Sawarmi Jaled, ha declarado a la AFP que este "informe ni siquiera se merece que lo comente".

"Los Janjawids, las tropas sudanesas y otras milicias progubernamentales han recurrido a los secuestros, así como a la tortura, al asesinato de civiles, a la destrucción de pueblos y a otros abusos en aplicación de una política de purificación étnica" de los grupos no árabes, según el informe. Después repoblaron la región de personas de lengua árabe, incluidos los nómadas procedentes del Chad, de Níger, de Mali y de Camerún, prosigue el documento.

Según la ONU, en el conflicto de Darfur han muerto cerca de 300.000 personas y 2,7 millones se han visto obligadas a abandonar su domicilio desde febrero de 2003, fecha en la que los rebeldes se sublevaron contra el poder central de Jartum para reclamar una división de los recursos y del poder. El gobierno, muy criticado por Occidente por la brutalidad con la que reprimió la rebelión, reconoce sólo 10.000 muertos.

La Corte Penal Internacional (CPI) acusa al presidente sudanés, Omar el Bechir, de querer aniquilar a varias tribus, y la investigación realizada por las ONG entre 2006 y 2008 establece que es "verosímil que miles" de miembros de las mismas hayan sido secuestrados y sometidos a esclavitud.

También han sido capturados miembros de las tribus Fur, Masalit y Zaghawa, así como otros grupos no arabistas durante los ataques lanzados por las fuerzas sudanesas contra las localidades de Darfur.

"Nos utilizan como esposas para la noche y el día, trabajamos todo el tiempo preparando comida, yendo a buscar agua o recogiendo leña para el fuego", explica una mujer no identificada citada por el informe, que afirma haber sido raptada por los soldados. "Me han golpeado regularmente y me han obligado a ocuparme de sus animales, me tratan muy mal y también a los otros niños. No dejan de decirnos que no somos seres humanos", afirma un niño obligado a trabajar para los Janjawids, citado por el documento.

"Es necesaria una acción urgente para evitar otros secuestros (...) y obtener la liberación de los que todavía están retenidos", subraya Dismas Nkunda, copresidente del Consorcio de Darfur.

El informe pide a la fuerza conjunta de la ONU y la Unión Africana a desplegar la totalidad de sus efectivos en Darfur y ampliar su mandato para autorizar la utilización de la fuerza para proteger a los civiles. También pide a Jartum que desarme y desmantele sus milicias y juzgue y castigue a los responsables de los secuestros.

Fuente: AFP-Yahoo noticias españa: http://es.noticias.yahoo.com/12/20081218/ten-miles-de-personas-son-esclavas-en-da-5823964.html


domingo, 14 de diciembre de 2008

¿ALAN RACISTA?


Las recientes declaraciones del presidente Alan García, expresando su preferencia por los hombres cobrizos (sic) han motivado diversos artículos de opinión sobre la connotación racial de los adjetivos empleados, y su extraño acercamiento a un discurso de ideología racista, de lo que algunos denominan “racismo al revés”. Sin embargo, más allá de estas últimas declaraciones ¿qué tanto quiere realmente Alan a los que él denomina cobrizos? Aprovechamos la coyuntura, para socializar la sistematización que hiciera el GIM PERU sobre el discurso presidencial del pasado 28 de julio:

Sobre el mensaje a la nación del presidente, se señaló en su momento que abundaba en cifras, pero carecía de logros en temas sustanciales. Es así, que justamente, la gran ausente en la construcción de carreteras, hospitales y colegios es La Selva, incluso en el recuento de las regiones, el Dr. García olvidó que existe Ucayali. Como olvidó también las políticas para el fortalecimiento de las mujeres, el impulso de su accionar político, su problemática laboral y de salud… Por supuesto que tampoco existe la diversidad sexual en el país imaginario que gobierna García, ni las personas viviendo con VIH que requieren antirretrovirales, y mucho menos las personas discapacitadas, temas de los que no hay ni una sola letra. Eso sí, reconoce que existen jóvenes y a ellos se dirige, aunque sin una política concreta, ni siquiera anunció que llevaría al Grupo Cinco a Palacio el 12 de agosto. También reconoce la infancia hasta los 3 años con programas de salud, pero parece que luego los niños se desvanecen y no enfrentan problemas de explotación y violencia.

Somos, según García Pérez, la “Madre Patria de Sudamérica” por la influencia cultural, pero al mismo tiempo anuncia con orgullo la construcción de vías que atraviesan, rompen nuestro patrimonio cultural, vulnerando las culturas vivas que allí habitan. Al parecer, nuestro aporte existe solo en museos, no en las cientos de comunidades que se están viendo afectadas por la construcción de carreteras sin ningún criterio humano, solo el de querer unir a Sudamérica cuál hoja cuadriculada de block escolar con el Proyecto IIRSA. Y es que la prioridad de las comunicaciones no responde a las necesidades reales de las comunidades, tal vez sea que el presidente considera que las relaciones están bien con ellas, solo así se entiende la ausencia de mención a los conflictos sociales que ha estado enfrentando el Poder Ejecutivo, y sobre cuya resolución tampoco se habló en Fiestas Patrias.

Será que todo marcha tan bien que ya las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional no necesitan ninguna reforma. Será que no hay ya más corrupción. Será que se respetan los Derechos Humanos plenamente. Será que la única reforma que se requiere es la del alma. ¿O será que el presidente no quiere asumir esas responsabilidades y se las devuelve a la población que votó por él precisamente para que nos guiara hacia un cambio, aunque fuera responsable?

Los Derechos Humanos han de ser una mala palabra, pues ni de casualidad los pronunció el presidente. Tal vez por ello no es importante la educación bilingüe, y que para alfabetizar baste con que la persona dibuje su nombre. Tal vez, así comprendamos que los títulos de propiedad solo se otorgan en situaciones extremas y coyunturales como después de un sismo de siete grados. Por ello es que el apoyo al sector agrario es paternalismo. También debe ser por eso que en salud lo importante es el número de veces que pisas el centro de salud –aunque sea para recibir el bono de Juntos- y no si es que en verdad te curaron o no. Definitivamente eso nos explica por qué un logro fue detener a 257 ciudadanos por sospecha de terrorismo… sí, doscientos cincuenta y siete, completan la lista los siete de Tumbes, que debieron ser liberados tras una ardua campaña ¿y los otros 250 serán acaso dirigentes o población que reclamaba una de esos derechos que para el presidente son impronunciables? ¿Cómo reivindicar cual éxitos las reparaciones colectivas y la asistencia a desplazados cuando se siguen vulnerando los derechos humanos como en las peores épocas del conflicto armado?

En ese marco, las palabras sobre “el racismo primitivo que ofende y traiciona a la patria” resuenan como un casco vacío, un coco sin pulpa, una frase para los aplausos y las fotos que no es refrendada por una política estatal definida y de aplicación decidida desde el actual gobierno.

No se trata de inventar la pólvora, solo de dar cumplimiento a políticas nacionales como, el Acuerdo Nacional y el Plan Nacional de Derechos Humanos y a instrumentos internacionales como la Declaración de la III Conferencia Mundial contra el Racismo- Durban y su Plan de Acción, las Convenciones: Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial la Convención sobre los Derechos del Niño, Interamericana sobre Concesión de los Derechos Políticos a la Mujer, Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la Violencia contra la Mujer – Belém Do Pará, Interamericana para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad, y los Convenios OIT Nº 169 (Pueblos Indígenas), Nº 182 (Trabajo Infantil), Nº 100 (Igualdad en Remuneración) y Nº 111 (Discriminación en Empleo), entre otros.

Esta diversidad de instrumentos, en resumen se orienta a la realización de políticas afirmativas que contrarresten la situación de vulnerabilidad de estos grupos. Establecen metas y objetivos en cuanto al acceso a salud, educación, vivienda y empleo, así como al territorio y un medio ambiente saludable. Demandan una atención especial a estos grupos cuando se han encontrado en situación de conflictos armados. Especifican inclusive el acceso a justicia y las formas de discriminación que deben ser sancionadas. Rescatan la memoria y el legado histórico y cultural de los pueblos. Proponen formas de realizar estos compromisos, a través de reformas legales e institucionales, a través de la educación y cumplimiento de la normatividad existente.

Para ello es indispensable que el Estado asuma su responsabilidad en impulsar estas acciones, es decir que el “cambio en cada uno por el servicio a los demás y cumpliendo sus deberes” que nos propuso Alan García, empiece a cumplirlo él mismo.