domingo, 1 de junio de 2008

RACISMO COTIDIANO: Por Teun Van Dijk



Aunque también puede tener lugar entre los blancos, la característica principal del racismo es que afecta a los miembros de minorías cada día, de manera que la desigualdad incrementa y se convierte en un sistema masivo de presión, si no de opresión psicológica y social. Además, la naturaleza cotidiana de este racismo sutil se ha convertido en tan natural que parece que se da por supuesta. Las bromas racistas, los comentarios, las agresiones y la marginación son tan comunes que no preocupan a la mayoría de los miembros del grupo blanco dominante. Sólo las formas más radicales, explícitas y extremistas destacan, se comentan y, por supuesto, se condenan en los periódicos (...).


Estas prácticas sociales cotidianas que definen el racismo en el nivel micro tienen un fundamento cognitivo. Es decir, la gente diferente sólo es tratada de manera diferente mientras es percibida y categorizada como diferente. Si se evalúa como “inferior” en las dimensiones relevantes de la evaluación social, se marginará y se excluirá.
Es decir, la discriminación como trato desigual sólo puede justificarse subjetivamente cuando el grupo de actores dominantes piensa que este tipo de trato es normal o legítimo. Por ejemplo, un
empresario quizás no dará trabajo a un inmigrante marroquí porque piensa que los que acaban de llegar son menos inteligentes, competentes o diligentes (...).


Es decir, las prácticas sociales cotidianas de discriminación presuponen una base cognitiva de creencias negativas sobre los Otros: estereotipos, prejuicios, actitudes racistas u otras opiniones negativas compartidas socialmente y organizadas por la ideología racista. (...).


Este fenómeno también se da entre los grupos y las instituciones, donde se rechaza el racismo con más favor: entre las élites, es decir, en la política, los medios de comunicación, los medios de comunicación, la educación, la universidad, los tribunales de justicia, los tribunales, etc.


Es decir: las ideologías racistas son fundamentos socialmente compartidos de las creencias étnicas y raciales que permiten la desigualdad cotidiana definida como racismo cotidiano.


(*) Extracto del texto Ideología y Discurso: Una introducción multidisciplinaria (2003).

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